La restauración es reponer,
reparar, renovar de un estado actual al estado original para el que fue creado.
La restauración en el mundo consiste en una simple renovación; sin embargo el
Señor nos lleva más allá y nos enseña que un acto de restauración por parte de
Dios nos lleva a un estado que es mucho mas privilegiado y mejor, el estado que
Él planeó para nosotros.
Efesios
2:10 Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Todo con respecto a nosotros
es parte del propósito de Dios para nuestras vidas. Como individuo, matrimonio
y familia hay propósitos en tu vida. Pero ¿cuándo llegamos a vivir estos
planes? Cuando caminamos como hechuras suyas, viviendo el plan original de Dios
para nuestras vidas. Santiago 1:18
Fuimos creados para grandes
propósitos en Dios, pero antes de realizar su obra debemos ser restaurados y
volver al estado original para que fuimos creados. En la restauración, Dios no
se conforma con llevarnos el estado primario, sino que nos lleva a un estado aún
mas bendecido, con una relación mejorada. Pero, esto no ocurre de la noche a la
mañana, esto es el resultado de un proceso que iniciamos por voluntad propia.
Jeremías
15:19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y
delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi
boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
Si realmente queremos vivir
un proceso de restauración y conocer el plan de Dios para nuestras vidas,
debemos disponernos a transformarnos con la Palabra de Dios. Dios muestra en
este versículo tres cosas importantes sobre la restauración. 1Convertirse
a Él, vivir de acuerdo a su Palabra; 2 entresacar lo precioso de lo
vil, separar lo que Dios ha puesto en nosotros de todo lo que aprendimos del
mundo; 3convertirse a Él y no al mundo, elegir a Dios y su camino
ante todo.
El Señor prometió transformar
nuestra vida, volverla a su plan original si nosotros nos volvemos a Él. Ahora,
debemos comprender que la restauración comprende desde lo espiritual hasta lo
emocional.
Ezequiel
36:26 Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu
nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os
daré un corazón de carne.
El plan original es un corazón sensible y abierto a las
enseñanzas y al amor de Dios, lo opuesto de un corazón de piedra, que rechaza
lo que Dios puede hacer. También es un espíritu
nuevo, que recibimos gracias al sacrificio de Jesús. La restauración inicia
con el nuevo nacimiento, pero continúa con el cambio de actitud,
voluntad y emociones.
Nacer de nuevo y tener un
nuevo corazón significa superar heridas, levantarse de las caídas, olvidar el
pasado y tener una actitud acorde a la Palabra. Este versículo expresa que Dios
puede cambiarnos internamente y
llevarnos nuestro estado original.
Entendemos que la
restauración es un proceso que tomará un tiempo determinado. Para que Dios
comience a restaurar nuestras vidas tenemos que tomar decisiones y actuar
conforme a la palabra.
· Tener decisión
firme para cambiar y obedecer
Lo primero es querer
cambiar, aceptar que nuestro estado actual no es el planeado por Dios, y que
hay cosas que no están bien. Debes estar decidido a ser restaurado obedeciendo
la Palabra de Dios, cambiando de actitud, y forma de vida. Dios no obliga a
nada, Él espera la decisión y obediencia de tu parte. El que no quiere ser
restaurado no lo será.
Santiago 1:25 Mas el
que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en
ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será
bienaventurado en lo que hace.
La Palabra de Dios refleja
nuestro estado real, es un espejo en el cual debemos mirarnos y vernos tal como
somos. A la luz de la Palabra sabemos si estamos andando en amor, perdón, si
estamos haciendo las cosas como Dios quiere. La Palabra nos muestra la forma
de actuar de acuerdo al plan de Dios.
Todo comienza cuando nos
vemos a la luz de la Palabra, y entendemos todo aquello que va por el camino
erróneo. La Palabra de Dios es poderosa para liberar, limpiar y cambiar
nuestras vidas.
· Confianza
absoluta en Dios
En
la restauración, la confianza en Dios es primordial. Primero, porque debemos
entregarnos a Él confiando en que puede cambiar nuestra vida. Además, debemos
creer que hacer su Palabra nos transformará. Esta confianza nos permitirá
traspasar las barreras de nuestra propia vida de la mano de Dios.
Proverbios 3:5-6 Fíate de Jehová de todo tu
corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus
caminos, y él enderezará tus veredas.
Debes derribar los
sentimientos de desconfianza hacia lo que Dios quiere que hagas. Deja de
confiar en tu experiencia, o en la sabiduría del mundo para cambiar tu vida, Dios
sabe cómo transformar las vidas pero depende de nosotros hacerlo a su modo.
Este versículo nos recuerda
que debemos reconocer a Dios en todos los caminos, entonces Él dirigirá nuestra
vida. La palabra dice todos los caminos, eso significa que Dios debe
entrar a todas las áreas de nuestra vida. No podemos apartar algunas áreas para que estén en nuestro
dominio. Cómo quiero que Dios restaure mi familia o mi matrimonio si no
reconozco sus palabra en esa área de mi vida.
Entonces, el principio de la
restauración es abrirse completamente a Dios para que Él tome control de cada
situación. Y abrirse a Él significa obedecerle y hacer las cosas conforme a su
palabra.
· Honestidad ante
Dios y las personas
Mediante la honestidad toda
mentira y engaño serán derribados. Es un paso esencial para dejar que Dios tome
control de cada situación. Dios todo lo conoce, aún las cosas que no podemos
aceptar. Él lo sabe todo, es así que primero debemos mostrarnos delante de Él
como somos.
Salmos 32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi
gemir todo el día.
Ser honestos ante Dios
libera la tensión interna; callar produce tensión, conflictos internos, e
incluso enferma nuestra vidas. Por otro lado, la honestidad es igual de importante
con las personas que nos rodean. La honestidad hace que todo salga a la luz y
Dios pueda obrar a través de la verdad, el arrepentimiento y el perdón genuino.
Colosenses
3:8-10 Pero ahora dejad también vosotros
todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de
vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo
hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme
a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.
Ser
honestos es despojarnos de la vieja naturaleza, de tener el control y el
dominio sobre nuestras vidas, para darle el control a Dios, confiando en que Él
siempre nos saca en victoria cuando somos verdaderos y andamos en la luz.
·
Arrepentimiento
A través de la honestidad,
Dios nos muestra los errores cometidos para que nos arrepintamos de los viejos
caminos y hagamos las cosas conforme a Él. Cuando las cosas salen a la luz, debemos
aprender a arrepentirnos, pero no de palabra, sino en acciones para dejar de
caer en el mismo error.
2
Corintios 7:9-10 Ahora me gozo,
no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para
arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna
pérdida padecieseis por nuestra parte. 10Porque la tristeza que es según Dios produce
arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la
tristeza del mundo produce muerte.
El arrepentimiento genuino
surge cuando aceptamos las equivocaciones a la luz de la palabra de Dios.
Salmos
51:9-3 Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en
mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me
eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo
de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los
transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.
Dios no busca personas
perfectas, sino, personas que se arrepientan de sus errores y se levanten para
no cometerlos nuevamente. Volver al estado original para el que Dios nos creó,
es ser capaces de arrepentirnos y cambiar nuestra vida, para parecernos cada
día más a nuestro Padre.
·
Perdón
El
perdón tiene varios significados como liberación, olvidar, quitar, etc. Perdonar
es una decisión, en la cual se renuncia al resentimiento o ira hacia quien nos
lastimó. Perdonar nos permite ver la gloria de Dios cuando nuestro corazón es
sanado, mientras que la falta de perdón nos conduce a una vida dañada.
Efesios 4:32 Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Dios se ha mostrado benigno,
misericordioso y perdonador con nosotros. Es justo que perdonemos a los demás, porque
esos errores no se comparan a todos los que cometimos en contra de Dios, y Él
aún así nos perdonó. El acto de perdonarnos costó a Dios la muerte de su Hijo. Perdonar
a nuestros semejantes no tiene un costo comparable al perdón de Dios.
Lucas
6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados;
no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.
La persona que ama de esa
manera recibirá el mismo amor (y aun más) de parte de Dios. La persona
que no juzga a otros no será juzgada, y la persona que perdona de
corazón también será perdonada. No podemos acercarnos a Dios pidiendo que nos
perdone, si no somos capaces de perdonar las ofensas que nos hicieron.
¿Qué es necesario para perdonar?
1.
Conciencia del propio pecado personal. Cada uno de nosotros es también comete
ofensas y pecados.
2.
Una decisión de perdonar. Al tener presente lo anterior y haber experimentado
el perdón de Dios, es necesaria un decisión personal. Quiero ser sanado o quiero seguir sufriendo.
Cuando perdonas a alguien que te lastimó, realizas una cirugía espiritual
dentro de tu alma. El perdón es un antídoto.
3.
Ante el dolor de la ofensa debemos acudir a Jesús, Él es nuestro sanador. Con
su ayuda y poder, podemos perdonar y sanar nuestras relaciones.
El
perdón es un elemento muy importante dentro de nuestra restauración. De esta
manera, Dios puede volver a construir relaciones rotas, y sanar corazones
heridos.
No
debemos vivir presos del dolor, de la angustia. Es nuestra decisión perdonar,
liberar, arrepentirnos y seguir adelante. El otorgar y el pedir perdón es un
acto que debe ser motivado directamente por Dios en nuestro corazón.
Conclusión
Cuando llegamos al Señor, nos arrepentimos,
somos perdonados y comenzamos una vida nueva. Pero, luego viene el
perfeccionamiento de nuestras vidas, que se logra mediante nuestra
restauración.
Filipenses 1:6 Estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
La palabra dice que la perfeccionará, o sea
que va a llevar un tiempo. No dice inició la buena obra y ya está todo
perfecto. No es así; la palabra nos enseña que vamos siendo perfeccionados en
Su tiempo. Cuando nos convertimos a
Jesucristo, vamos renunciando a ciertas cosas que no sabíamos que al Señor no
le agradaban, todo aquello es parte de la restauración, volver a aquello para
lo que Dios nos había creado.
Si queremos ser usados por el Señor, debemos
ser restaurados primero, comenzar a arreglar nuestras vidas, primero con una
decisión firme, luego con honestidad, arrepentimiento y perdón. Todo esto para
ser útiles con el modelo original con el que Dios nos creó. La restauración
no es un proceso gratuito; sino que debemos decidir por ello.